Pocas cosas en la vida me hacen más feliz que los buenos días de piel. Despertar por la mañana, mirarme en el espejo y encontrarme con un impecable, tez radiante despierta un sentimiento que solo puede describirse como pura euforia. El lujo de no tener que untarme la cara con una capa grasienta q...
Sigue leyendo